'Iniquidad': una historia violenta de la antigüedad
Un historiador debe ser cuidadoso con las fuentes y, sobre todo, buen lector. Podríamos hacer muchas más divagaciones sobre estas competencias profesionales, pero el fundamento último del oficio es el cuidado y la lectura. En el fondo, ambas dimensiones están entrelazadas porque no conozco a ningún gran lector que sea descuidado con cada una de las páginas por las que transita. Carlo Ginzburg recomendaba a los jóvenes que se iniciaban en este noble arte que leyeran muchas novelas porque esto entrenaba en el desarrollo de lo que él llamaba imaginación moral. Algo de ello hay. Alejandro Rodríguez de la Peña conjuga adecuadamente estas dos obligaciones historiográficas como ha demostrado en todos sus trabajos desde hace tiempo. Ahora lo podemos redescubrir en su nuevo Iniquidad. El nacimiento del Estado y la crueldad social en las primeras civilizaciones, que ha tenido a bien editar con esmero Rialp.
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