El beso del lanzador de cuchillos y otros relatos de amor
Escribir, y más aún ensartar un libro de relatos acaba siendo una proeza. Si además se enhebran los cuentos con el mismo hilo temático, la proeza crece. Pero editarlo es una hazaña aún mayor. Y un acto de confianza si el cuentista apenas ha publicado antes narrativa breve. Leerlo, en consecuencia, puede convertirse, como los riesgos más eminentes, en una deleitación. Aunque para públicos no masivos.
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