Antonio Mengs González
Stalker, de Andrei Tarkovski
La metáfora del camino
Stalker es considerada como la obra maestra de Tarkovski, y este libro indaga en la metáfora, en la sugerencia y en el uso de la temporalidad.
Me he estado preparando para esta película toda mi vida, afirmaba Andrei Tarkovski. Stalker es, de hecho, un espléndido fruto de madurez, que reúne los más profundos anhelos del ser humano, junto a una honda reflexión sobre los medios que usa el arte para estimular nuestro interés y cumplir su misión. Considerada obra maestra dentro del breve legado de Tarkovski, Stalker se caracteriza por su sencillez de medios, la originalidad y coherencia de sus planteamientos formales, y el compromiso del equipo de rodaje para trabajar en condiciones extraordinariamente adversas.
Al conocimiento de lo esencial se accede por un camino sembrado de peligros y trampas, donde la línea recta no existe, la naturaleza es cambiante y el regreso incierto. Eso parece decirnos el director ruso: a partir de sus principios poéticos, este libro acompaña la interpretación que se hace del camino en Stalker, indaga en la metáfora y en la sugerencia, en el uso de la temporalidad y en los mecanismos para implicar al espectador.